miércoles, 16 de diciembre de 2015

VOTO POLITICO

VOTO POLITICO

A las gentes les gusta más la política de lo que confiesan.

Les ocurre con ella lo mismo que con la pornografía, que les turba más de lo que consideran correcto manifestar.

En “Hablemos de sexo” han contado que las fantasías sexuales (pensar  guarradas, para entenderse) están más extendidas de lo que se supone y que, eso no es malo.

Es decir, lo que se afirma con ello es que, no hay que preocuparse por tener malos pensamientos (no con-fundir con malas intenciones).

Advertencia muy importante porque, si como indican los estudios, esas tendencias las tiene “to-quisqu” ¿qué sentido tiene avergonzarse de ello?.

A continuación, el aceptar que eso es pornografía-sin-grafía cae por su peso.

En resumen, “la cabra tira al monte”, lo que ocurre es que nos asusta “estar como cabras”: Ocultamos así esa tendencia porno-filica.

Igual ocurre con la política. Como se ha institucionalizado la idea de que es algo sucio, mezquino, egoista y plebeyo, hay una tendencia (“obligación moral" a manifestar, venga o no a cuento, que “se es apolítico” (lo mismo que se anatemiza el porno).

Pero luego viene “el tío Paco (la realidad) con la rebaja”. Ahora todo el mundo está inmerso en unas emocionantes elecciones sindicales.

Ante esta situación, puesto que no son unas elecciones para cargos de la administración, se supone que no va a imponerse un criterio político para votar, y así debe ser.

En el terreno sindical, lo que parece correcto es votar (apoyar) a la central que, uno aprecia que le ha conseguido o ayudado a conseguir más cosas específicamente laborales (trabajo mejor pagado o mejores condiciones de ese trabajo).

Sin embargo (la magia de las tentaciones) del mismo modo que la pornoauto-excitación irrumpe en los pensamientos solitarios el ramalazo filo-político (nunca confesado y por tanto no controlado por el sujeto paciente) acaba por imponer una intención de voto no basado en la eficacia de los grupos.

¿Por qué? Pues porque la política apasiona (y posee) tanto que, muchas veces se razona así: “La verdad es que, sindicalmente, los que me caen bien no han hecho nada, pero les voy a votar”. Y esto,  que pasa más frecuente de lo que parece, es emitir un voto político

Otra manera do actuar es: “Lo cierto es que aquí los que curran y han logrado cosas son estos, pero ¡cómo les voy a votar! prefiero abstenerme.

Esto es también ejemplo de voto político.

En el mundo sindical, ante los agentes de reivindicación de las condiciones de trabajo -solo cuando se vota a los que, han contribuido realmente a resolver los problemas laborales se está emitiendo un voto profesional.


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 22 de Noviembre de 1990. Imperecedero

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