UN
ALCALDE TONTO
No ha tenido mucha
suerte esta ciudad con los alcaldes que le han caído en suerte desde que se
disfruta la democracia.
De los de antes, para
qué hablar.
Zamora seria otra si
hubiera contado con la fortuna de haber gozado de un alcalde tonto.
Con un alcalde tonto
otro gallo nos hubiera cantado.
-Un alcalde tonto,
cuando le hubieran dicho:
“Ilustrísimo, que
dice el MOPU que nos paga una carretera por el municipio para resolver el
problema del tráfico”, reaccionaría:
“Uy, qué bien!”..
“Y dicen que nos dan
a elegir por dónde hacerla”.
“¿Encima?”.
“En efecto, así que
Vd. dirá, la hacemos por dentro o por fuera del casco urbano?”
y aquí el alcalde,
como todo tonto que se precie, respetuoso con su ignorancia, habría preguntado:
“¿En otros sitios por dónde las hacen?”..
“Por fuera señor, y
la llaman circunvalación”.
“Pues hagamos lo que
hacen los otros, una circunvalación”.
— Un alcalde tonto,
cuando le hubieran dicho:
“Ilustrisimo, que
nos sobra un solar muy grande dentro de la ciudad, ¿Hacemos un campo de
fútbol?..
“¿No tenemos?”
preguntaría el ingenuo.
“Sí, pero nos saldría
gratis”.
“Ah, ¿nos lo hacen y
nos pagan el solar?».
“No, ellos pagan el
campo si les damos el solar”.
“Ah, y por qué no
les damos el solar del campo viejo?”
.”Podíamos tener dos
campos”.
“Dos campos!, ¿la gente
qué dice?”..
“Algunos quieren un
parque porque dicen que ahí todo esta muy seco y son barriadas de trabajadores”.
“A mí de pequeño mi
abuelo que, estaba jubilado, me llevaba al parque después del colegio, hasta
que se ponía el Sol. ¿Vive mucha gente por alli?”
“Si”.
“Mas de los que
disfrutan del fútbol?”
“Si”.
“Pues vamos a hacer
un parque, no? Y el campo que lo hagan donde está el otro renovándolo
— Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:
“Ilustrísimo, que nos
hacen los de la Junta un recinto con atracciones para niños en el bosque de
Valorio, respondería:
“Ah, ¡que bueno!, ¡y
se lo pasaran bien los niños?”
“De maravilla,
porque es como un pueblecito de madera con casas, columpios, toboganes”
“Lo que pasa es que como yo he viajado poco, nunca he visto esas cosas en un bosque”.
“Si, pero los niños
disfrutarían muchísimo”
“Oye, mira, puesto
que parece que eso está muy bien para las chavalinas y chavalines, y a Valorio
sólo se va en determinadas épocas del año y además está algo alejado, vamos a
hacer eso de los niños en el parque de antes, en la Vaguada y así lo
disfrutaran mas días al año”
— Un alcalde tonto,
cuando le hubieran dicho:
“Ilustrísimo, ¿que
le parece si nos repartimos dinero entre los grupos políticos que estamos en el
Ayuntamiento?”, hubiera contestado:
“Y, ¿cómo están las
arcas municipales?”
“Cada vez debemos
mas, señor”.
“Pues no nos
repartimos nada”..
— Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:
“Ilustrísimo, que
hay que decir cuál es suelo urhano y cual suelo industrial” simple como él solo, diría:
“Pues el urbano que
sea el que está dentro de la circunvalación y el industrial el de fuera”
— Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:
“Ilustrísimo, que el
Ejército dice que hay que negociar cuánto le damos por el cuartel”, preguntaría:
“No es nuestro?”
“44.000 metros
cuadrados si, los 10.000 restantes no”..
“Pues que nos den de
inmediato los nuestros y ya hablaremos de los suyos”
Zamora habría
necesitado un alcalde tonto, y esto no es una salida de pata de banco; los mismos
ciudadanos, tal vez, lo intuyeron elección tras elección, y por eso votaron lo
que votaron...
Lo que ocurre es que
los elegidos se han pasado de listos.
FRANCISCO
MOLINA. El Correo de Zamora. 4 de Abril de 1990. imperecedero
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