miércoles, 23 de diciembre de 2015

UN ALCALDE TONTO

UN ALCALDE TONTO

No ha tenido mucha suerte esta ciudad con los alcaldes que le han caído en suerte desde que se disfruta la democracia.

De los de antes, para qué hablar.

Zamora seria otra si hubiera contado con la fortuna de haber gozado de un alcalde tonto.

Con un alcalde tonto otro gallo nos hubiera cantado.

-Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:

“Ilustrísimo, que dice el MOPU que nos paga una carretera por el municipio para resolver el problema del tráfico”, reaccionaría:

“Uy, qué bien!”..

“Y dicen que nos dan a elegir por dónde hacerla”.

“¿Encima?”.

“En efecto, así que Vd. dirá, la hacemos por dentro o por fuera del casco urbano?”

y aquí el alcalde, como todo tonto que se precie, respetuoso con su ignorancia, habría preguntado: “¿En otros sitios por dónde las hacen?”..

“Por fuera señor, y la llaman circunvalación”.

“Pues hagamos lo que hacen los otros, una circunvalación”.

— Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:

“Ilustrisimo, que nos sobra un solar muy grande dentro de la ciudad, ¿Hacemos un campo de fútbol?..

“¿No tenemos?” preguntaría el ingenuo.

“Sí, pero nos saldría gratis”.

“Ah, ¿nos lo hacen y nos pagan el solar?».

“No, ellos pagan el campo si les damos el solar”.

“Ah, y por qué no les damos el solar del campo viejo?”

.”Podíamos tener dos campos”.

“Dos campos!, ¿la gente qué dice?”..

“Algunos quieren un parque porque dicen que ahí todo esta muy seco y son barriadas de trabajadores”.

“A mí de pequeño mi abuelo que, estaba jubilado, me llevaba al parque después del colegio, hasta que se ponía el Sol. ¿Vive mucha gente por alli?”

“Si”.

“Mas de los que disfrutan del fútbol?”

“Si”.

“Pues vamos a hacer un parque, no? Y el campo que lo hagan donde está el otro renovándolo

 — Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:

“Ilustrísimo, que nos hacen los de la Junta un recinto con atracciones para niños en el bosque de Valorio, respondería:

“Ah, ¡que bueno!, ¡y se lo pasaran bien los niños?”

“De maravilla, porque es como un pueblecito de madera con casas, columpios, toboganes”

“Lo que pasa es que como yo he viajado poco, nunca he visto esas cosas en un bosque”.

“Si, pero los niños disfrutarían muchísimo”

“Oye, mira, puesto que parece que eso está muy bien para las chavalinas y chavalines, y a Valorio sólo se va en determinadas épocas del año y además está algo alejado, vamos a hacer eso de los niños en el parque de antes, en la Vaguada y así lo disfrutaran mas días al año”

— Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:

“Ilustrísimo, ¿que le parece si nos repartimos dinero entre los grupos políticos que estamos en el Ayuntamiento?”, hubiera contestado:

“Y, ¿cómo están las arcas municipales?”

“Cada vez debemos mas, señor”.

“Pues no nos repartimos nada”..

 — Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:

“Ilustrísimo, que hay que decir cuál es suelo urhano y cual suelo industrial”  simple como él solo, diría:

“Pues el urbano que sea el que está dentro de la circunvalación y el industrial el de fuera”

 — Un alcalde tonto, cuando le hubieran dicho:

“Ilustrísimo, que el Ejército dice que hay que negociar cuánto le damos por el cuartel”, preguntaría:

“No es nuestro?”

“44.000 metros cuadrados si, los 10.000 restantes no”..

“Pues que nos den de inmediato los nuestros y ya hablaremos de los suyos”
Zamora habría necesitado un alcalde tonto, y esto no es una salida de pata de banco; los mismos ciudadanos, tal vez, lo intuyeron elección tras elección, y por eso votaron lo que votaron...

Lo que ocurre es que los elegidos se han pasado de listos.

FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 4 de Abril de 1990. imperecedero


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