LA
COARTADA PSOISTA
Antes que nada hay
que ponerse de acuerdo en la nomenclatura que se va a emplear, es decir, es
necesario casar cada cosa o concepto con una palabra, de manera tal que dicha ésta
se rememore aquello de lo que se habla, y al revés.
Para lo que sigue,
la proposición es simple: El PSOE es un partido político con tal fuerza y tales
características que se ha convertido en algo «sui generis», en algo especial,
por tanto no procede llamado partido socialista (su práctica es la de un grupo
que ejecuta una política de derecha civilizada europea); así pues, quienes así
lo designen no solo no se ajustan a la verdad, sino que les hace un favor,
porque ellos quieren aparecer como socialistas; tampoco, por lo tanto, es útil llamar
a sus militantes de la misma forma (son los más felices de que su partido sea
tan moderado).
La denominación que se
considera más adecuada es la de llamarles psoistas, a su ideologia psoismo y al
grupo PSOE (pero ésta no como siglas, conjunto de letras que significan otra
cosa, sino como palabra que indica, pura y simplemente, que se habla de algo
que es como es y no como dice ser).
Tras “el discreto
encanto de la burguesía” se disfruta en España, desde hace casi una década, del
“suave resplandor del psoismo”.
¿Por qué? La tesis
de que el pueblo es inculto, de que falta formación política, de que si el
votante supiera lo que hay que saber, etcétera, “otro gallo nos cantara” (es decir,
otros resultados electorales se darían) son análisis “de orina”, porque invitan
a “mearse de risa”.
Si la mayoría de las
personas que van a votar lo hacen por el partido citado es porque la mayoría de
las personas que votan quieren ser gobernadas por dicho grupo.
Y es eso lo que
quieren, sin error posible para ellos. Ahora bien, para pasar un buen rato o
para aclararse o para buscar la verdad (por lo visto hay aficionados al tema),
si quiere el respetable hacer una pregunta, esta pudiera ser: ¿por que recibe
tanto respaldo el psoismo que promete una cosa y da otra?
Dan ganas de decir
que precisamente por eso, porque en la sociedad de la hipocresía ha de ganar el
más hipócrita, naturalmente, pero en aras de la seriedad que tanto se cotiza se
propone esto otro, a considerar:
1.
Durante lustros la educación de los
sectores (que por edad) hoy tienen mayor peso específico en el país fue muy represiva
en lo sexual y muy pro-progresista en lo político, de forma tal que los dos
pecados mas mortales que existen son el confesarse masturbador (propio) y
conservador.
Estas
gentes, económicamente suelen estar bien am-paradas.
2. Junto a las
anteriores, existen importantes bolsas de ciudadanos que, provinientes de la guerra
civil y otras guerras personales, necesitaban un caballo ganador frente a la
derecha-carcamal. Después de casi toda una vida, estos grupos tampoco andan muy
desquiciados en sus economías familiares.
3. Añádase a ello que España, al estar en la
parte civilizada del globo (pertenece al primer mundo, sacándole dos cuerpos de
ventaja, por tanto, al tercero), resulta disfrutar en conjunto de unas condiciones
materiales que no están mal.
A todo esto únase la
aparición de un grupo que con historia, sin asustar y aprovechando que la gente
en 1982 estaba hasta el mono de la derecha pocha de UCD, capitanea la fuerza
que acabaría con la OTAN, quitaría las centrales nucleares, traería empleo y
acabaría con los enchufes.
Tienen una victoria
apoteósica, pero no cumplen su promesa de cambio; ¿por qué entonces le siguen
respetando tantos? Pues por eso, por no cumplir, ya que de esa manera lo que
fue un “voto de valor” no tuvo que demostrar éste (en el fondo se teme que
cualquier cambio real haga chirriar las estructuras), y así, gentes que no
quieren que las cosas se modifiquen (no vaya a ser que...) se encuentran con la
ventaja de que tienen un partido al que le pueden votar en progresista
(conservan así buena conciencia) con la seguridad de que va a aplicar una política
conservadora (que solo evolucione lo que no quede otro remedio, pero ni
solidaridad, ni igualdad).
Ello permite al
psoismo, pues, tener una considerable clientela de seudoprogres,
seudosocialistas, e incluso incrementarla con banqueros como una Casa.
En este bonito mundo
lo importante es tener una buena coartada para que la conciencia permita dormir
por las noches. Pues por lo demás, quien no quiere que las cosas cambien es
conservador.
FRANCISCO
MOLINA . El Correo de Zamora. 14 de
Julio de 1990
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