sábado, 19 de diciembre de 2015

VIDA PERRA

VIDA  PERRA

Dice el chiste que cuando a aquel hombre le dijeron que su mujer le engañaba con su mejor amigo, fue a su casa, cogió su fusil, y mató su perro.

Toda persona que tiene un perro sabe el impresionante lazo afectivo que se crea entre ambos, el dueño del perro y el perro del dueño.

En grado mucho menor, por tratarse de seres vivos con menos vida, es la relación afectiva de la propietaria/o con sus plantas.

Cuando un perro muere o una planta se consume en su tiesto, la tristeza emerge, en gran medida en el caso del amo del perro, y bajando, claro, en la escala de sentimientos, entre los familiares del dueño del perro (que acaban siéndolo del perro) y la dueña/o de la planta.

Algo parecido ocurre si el perro desaparece. Cunde el desasosiego, se le busca con toda el alma, y si no aparece, o se maldice al presunto ladrón o se consuela uno con la mala suerte de que se haya extraviado (ni se pasa por la cabeza que el animal estuviera hasta las narices y se largara).

Luego, el paso del tiempo u otro perro u otra planta lo arregla todo, pues el ser humano se hace a cualquier situación en cuestión de sentimientos.

 Fantaseemos ahora. e imaginemos que tiestos y perros hablaran y actuaran. Aún mas, imaginemos que actuaran como sigue el relato:
imaginemos que de repente el perro (o la planta) le dice a quien le cuidaba (porque para eso era su dueño): "me voy con otro amo porque me siento más a gusto que contigo”.

Lo de menos es que eso sea así por un motivo o por otro, e incluso lo de menos es que se vaya con otro amo o solo se vaya... de momento.

¿Cuál sería la reacción del dueño, y cuál la de los familiares o aledaños del dueño?

Pues tras el sufrimiento de que se vaya un ser al que tanto se quiere (más o menos), surgiría la indignación social de que ese animal o esa planta "a la que dedique los mejores años de mi vida sea un desagradecido".

Y esa indignación, jaleada por el entorno ("me ha dicho Rin-Tin-Tin que nos deja a mi y a los niños y se va con otro amo") lo mas fácil es que acabara como la planta en la bolsa de la basura —tras arrancarla del tiesto— y con el perro, en el mejor de los casos, medio muerto a patadas.

El amor loco por perros y plantas se produce porque son completamente propiedad de uno, y lo son, o nos parece que lo son, porque no nos llevan la contraria (incluso dicen a un perro, que cuanto más le pegas más te quiere)

Trata de venir esto a cuento porque el año pasado fue asesinada una mujer a la semana, por su ex compañero o aún compañero, y este año, aunque parezca mentira, se va a superar esa cifra.

Y lo que enlaza esto con lo anterior, es que la razón, sin duda, por la que el hombre maltrata o hasta mata a su mujer, es por eso, porque la considera suya, de su propiedad (como el perro o la planta).

Hasta que ve y vive que "le lleva la contraria", es decir hasta que ve que no es un objeto, y menos un objeto de su propiedad, y entonces, si el llevarle la contraria llega a la mayor de las contrariedades posibles (mi camino ya no coincide con el tuyo) el hombre no lo quiere aceptar, no lo puede soportal….. y reacciona como si realmente hubiera sido el perro o la planta quien le hubiera dicho, "me voy de tu lado porque no soy tuya y quiero irme".

No procede este error conceptual del hombre de una obcecación mental transitoria, en realidad  el es producto de una herencia de siglos en que en efecto, en el matrimonio la mujer era propiedad del hombre, llegando  éste a adquirirla por diversos sistemas, pero siempre como se adquiere un perro, aunque eso sí, con mas prestaciones.

Suerte han tenido las mujeres que el microchip no se inventó en épocas en que lo dicho era evidente, pues se lo hubieran colocado como nos manda la concejalía del ramo para controlar a los perros.

En Zamora, las estadísticas todavía nos salvan del salvajismo machista, aunque en cuanto a malos tratos no tanto, y no hay que olvidar que esos configuran verdaderas vidas de perros.

Cuya solución no es ninguna de las que apuntan los gobiernos de turno, que solo esperan que las cosas se resuelvan por las buenas.

Que es como esperar sentados (en un potro de tortura).


Francisco Molina (Zamora). La Opinión de Zamora. Imperecedero

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