CRÍA MAASTRICHT Y………
“Cría cuervos y te
sacaran los ojos", dice el refrán, y tan verdad es esa sabiduría popular
que todos los indicios nos señalan que para entrar en el siglo XXI, podemos
modificar el dicho por un: "Cría Maastricht y te sacaran la hijuela".
Viva
Barea.
A mí el señor Barea
me cae bien de entrada.
Algo hay en su
aspecto que me hace sentir simpatía por él.
Posiblemente su carácter
bonachón y su cara de honrado.
Porque Barea es
honrado hasta decir basta. Es tan honrado que en lo referente a lo público (la
política) no miente.
Recordemos nuestra
máxima de que en la vida privada es permisible la mentira, pues sino no habría
vida privada, pero en la pública la mentira es un delito pues sino no habría
cosa pública.
Cuando Barea dice
"barbaridades" como que hay que cerrar los centros sanitarios que no
sean rentables no está más que describiendo la playa, la costa, el océano donde
desemboca el rio de las aguas turbias de la competitividad, de la economía de
mercado, de eso de que el empresario crea riqueza y lo de Maastricht.
Quien crea que el
agua descrita es potable, como lo cree el señor Barea, tiene, más pronto o más
tarde que defender lo que dice este "viejo loco".
Vamos, que lo mismo
que hoy en día los sindicatos firman una bajada generalizada de las pensiones
futuras con la coartada de que así las salvan; a poca salud que se tenga se les
verá firmar las condiciones del cierre de los centros sanitarios con pérdidas
escandalosas para, dirán, salvar a los centros bien gestionados (por manos
privadas, claro, como dice Barea).
Y es que cuando se comulga
con ruedas de molino (lógica capitalista, por ejemplo) la digestión acaba
siendo pesada.
Guerra
de funcionarios
"Dios escribe derecho con renglones
torcidos" y eso parece ser lo que va a ocurrir con la congelación salarial
de los empleados públicos (funcionarios y personal laboral) y la guerra
desatada.
Resulta que estos
trabajadores, en nombre de Maastricht, reciben la propuesta de que acepten
perder un 2,6% de sus salarios respecto al nivel de vida; y resulta que las
centrales sindicales partidarias (todas las grandes) de que Mastrifiquemos
España, los tienen que sacar a combatir a la calle, a pesar de que esa lucha
será pedagógicamente ideal para que la gente se entere de lo que vale un peine
(en Maastricht) y se desenganche de tanto papanatismo.
A los empleados públicos
no se les pide un sacrificio noble o solidario, como podría ser el que a cambio
de la congelación se crearan puestos de trabajo, o se les subiera el sueldo a
los que menos ganan, o se ayudara al Tercer Mundo; no y no, todo se hace solo
para "cumplir las condiciones de Maastricht", el truco de siempre de
los poderosos de turno: desde cualquier guerra hasta las Cruzadas.
Siempre se pide el
sacrificio del pueblo porque luego el pueblo mejorará. Y hasta hoy.
Medio
miliar.
Y los líderes políticos,
dentro de su mediocridad, no se atreven a proponer otros caminos.
El presidente del
Banco de España lo ha dicho estos días. Cuando entremos por el aro de
Maastricht seguirán los años duros pues el ajuste de cuentas tendrá que ser mas
fuerte (no podrá haber ni déficit).
Pues Bien eso
significa que el problema no lo tienen los funcionarios sólo, lo tienen todos
los que viven de su trabajo.
Y en Zamora, como no
podría ser de otra forma, sus políticos son igual de mediocres que los de
Madrid, pero además lo demuestran con las cosas pequeñas.
Resulta que se
quiere dejar constancia de un gran aniversario para Zamora (los 1.100 años de
su repoblación) pero con tan poco desprendimiento en el gasto, que el artista
(se supone) tuvo que ahorrar material, y ahí tenemos: "un miliar que
parece medio miliar".
Mejor manera de que
un monumento refleje la medianía de sus políticos, imposible.
Y encima hubo que
poner en la obra de arte quien la pagaba, Como si eso importara dentro de otros
mil cien años. Lamentable.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. 26 de Octubre de 1996. Imperecedero
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