METAFÍSICA
LABORAL
Hay un refrán ruso
que dice: "Después de haber dicho A hay que decir B".
Vamos a ver quién ha
dicho A y que B tiene que decir en consecuencia.
Recuérdese aquella
canción de aquel año que decía: "Izquierda, izquierda, derecha, derecha;
1, 2, 3".
Y recuérdese que si
en política existen las derechas y las izquierdas era porque unas y otras
entienden las cosas de distinta manera.
En lo económico, la
derecha cree que el empresario (aquel que tiene un mínimo de dinero para poner un
negocio) con su carácter emprendedor crea una empresa que a su vez creará
riqueza y puestos de trabajo.
Se autodenominan así
aquellos que entienden que hay dos grandes clases sociales. Una, la clase trabajadora,
formada por las personas que lo único que pueden vender para ganar dinero es el
trabajo que saben hacer, ya que están desprovistos de cualquier otra propiedad
que les permita la consabida compraventa que les permita vender otra coca.
La otra clase, es la
de quienes necesitan comprar la fuerza de trabajo de los obreros para que sus
empresas funcionen y que funcione su negocio (es decir, que se multiplique el
dinero invertido).
Los sindicatos de
clase resuelven, en tanto que sindicatos, problemas individuales de carácter
laboral. Y defienden, en cuanto que son de clase, que desaparezcan estas y
todos los humanos estén en igualdad de condiciones ante la vida.
Ese querer eso les
hace ser de izquierdas.
Sabido es que el año
pasado se firmó la última Reforma Laboral. Fue un acuerdo entre los sindicatos
de clase (UGT-CCOO) y el sindicato de empresarios CEOE, pacto apadrinado por PP
y PSOE.
Tal pacto se basaba
en asumir que quien crea riqueza y trabajo es la empresa, y por tanto hay que
facilitarle a ésta las cosas (abaratar el despido, ampliar las causas de éste y
ayudar a la empresa con subvenciones).
Es decir, su esencia
radica en aceptar que los conceptos sociales de la derecha son los correctos.
Lo único que
hicieron los sindicatos fue firmar y por tanto confirmar ese aserto.
Supóngase que ese
pacto esté siendo un gran éxito; lo cual es fácil de imaginar puesto que todos
los firmantes así lo dicen. Siendo lo más importante el que lo digan los sindicatos
en cuanto que son los caballeros andantes de la clase obrera.
Pero entonces, si
tal pacto está siendo un éxito, resulta que lo que está ocurriendo es que la
realidad está confirmando que cuando se hace lo que dicen los empresarios (con
su pensamiento de derechas) es cuando mejor le va a los trabajadores.
Resultaría así que
la izquierda y las centrales sindicales, cuando ejercían de tales, a quienes
estaban perjudicando no era a los ricos sino a los pobres.
Entonces, siendo así
las cosas (es decir, descubierto que la izquierda no sólo no tenía razón sino
que incluso ha sido un perjuicio para el progreso y para los suyos), lo que
procede es que, primero las centrales sindicales, como pioneras del descubrimiento,
y luego toda la izquierda, deben convocar un gran congreso del arrepentimiento.
En ese gran congreso
las centrales de clase pasarían a ser interclasistas, como paso previo a
autorizar la afiliación empresarial, y los partidos de izquierda, amén de pedir
perdón por haber frenado la marcha de la historia, enterrarían sus rimbombantes
nombres junto con el hacha de guerra.
Y es que después de
haber dicho A hay que decir B, y si se dice que la reforma laboral proempresarial
ha sido un éxito, ha de decirse la verdad consecuente, que la derecha tenía razón.
Si a eso se añade
que ser de izquierdas no es obligatorio y que resulta incluso incomodo para
ascender en la vida pues... menos cuento y a dar el paso.
Francisco
Molina (Zamora). La Opinión de Zamora. Imperecedero si así fuera o cuando los
sindicatos firman reformas laborales
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