EL
PROVINCIAL SOCIALISMO
Al grito de
"Proletarios de todo el mundo, uníos…....a los empresarios", algunos
cabecillas (nunca mejor dicho) sociales traten de inventar, para salvar a
Zamora, una nueva ideología:
El Provincial-Socialismo.
Estamos hablando de
esta extraña comunión entre algunos sindicalistas de la construcción y de los
empresarios del Ramo; que pretenden, como en toda comunión que comulguemos, en
ese caso, con Ruedas de Molino.
Las ruedas de molino
consisten en hacer creer a la sociedad que es mejor hacer 100 obras a 4 millones
cada una, que 133 a 3 millones por obra (la diferencia viene de que en ambos
casos se dispondría de 400 millones, pero en el segundo, por haber habido bajas
del 25% se podrían hacer 33 obras más al salir sólo, cada una, a 3 millones).
Desde luego
cualquier chico o chica de los que van ahora a examinarse en septiembre sabe
hacer este cálculo y sacar la moraleja.
Saliendo las obras a
subasta salen más obras (luego son atendidos más pueblos) y salen más contratos
para los trabajadores de la construcción pues a estos se les contrata por obra.
Por si a alguien le
queda duda sobre las ventajas de las rebajas, recuérdese que los 600 millones
que el alcalde Vázquez ha anunciado que Europa le da a Zamora, para el Casco
Antiguo, van a salir de un remanente (es decir de lo que sobra, por hacer bajas
de las inversiones europeas de 1995 a 1999).
Si allí también
aplicaran el provincial-sindicalismo, Zamora se quedaría sin ninguno de esos
millones.
Y ¿Por qué llamamos
a este fenómeno provincial-socialismo?.
Porque es un refrito
delicioso de lo que en la Segunda Guerra Mundial se llamó el nacional-socialismo,
donde ahora la frontera es la provincia (¿y por qué no la comarca? Todas las obras
para mi comarca).
Lo típico del
nacional-socialismo fue:
Primero.- Que
pretendía ser una tercera vía entre el Capitalismo y el Socialismo (enfrentados
desde la Primera Guerra Mundial), y para eso inventaba la unión de empresarios
y obreros.
Nació el nazismo.
Segundo.- Que se
escudaba en el grito de "todo por la nación y la familia" (ahora, la provincia, y
también, las familias, que hay que mantener).
Y tercero.- Tenía
uno de sus pilares en el invento del nacional-sindicalismo tan conocido en España
gracias a la Falange.
El Nacional-sindicalismo
tenía como fin convertir la palabra de los trabajadores en la palabra de dos o
tres sindicalistas.
Y aquí surgen las
sospechas.
¿Cómo es posible que
dos sindicalistas de sindicatos de clase, que se definen así precisamente
porque entienden que los obreros son de una clase y los empresarios de otra, y
por tanto con intereses distintos, como es posible digo, que estén pidiendo
algo tan estrambótico que no crea ni riqueza, ni puestos de trabajo'?
No se comprende,
salvo que se esté, sin ellos saberlo, ante una operación, para preparar la defensa
de los acusados del Caso Zamora, que así podrán decir “Hicimos lo que nos pedían
los empresarios, pero también los sindicatos y Zamora, por eso dimos las obras
al tipo y a los mismos tipos (de aquí)”.
Hicimos lo que nos
pedían, ayer, hoy, mañana y siempre.
Francisco
Molina (Zamora). La Opinión de Zamora. Imperecedero
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