martes, 15 de diciembre de 2015

LOA DEL “NO”

LOA DEL “NO”

CADA vez que hay a la vista un proceso electoral, entonces; los jefes (jefe: dícese de la persona, generalmente varón, más inteligente del grupo residente en la capital).

Bueno, pues cada vez que hay elecciones, los jefes envían a todos los que les nombraron jefes una serie de recomendaciones para ganar la batalla de turno.

Entre esas recetas, siempre, vez tal vez, y como una maldición esta esa que dice:

-“Debemos hacer la campaña en positivo. No podemos basar nuestro mensaje en la continua negación. Las gentes agradecen y aprecian más a quienes proponen que a quienes critican continuamente,  negándolo todo. 
Debemos aparecer como alguien que ofrece una alternativa".

Pues bien: Sirva lo que sigue para cantar las excelencias del NO, para hacer reparar en que lo que parece evidente —hablar en positivo es preferible a hablar en negativo— no lo es.

E incluso se puede afirmar que el no tiene infinitamente más fuerza que el si.

El NO, para empezar, es más nítido y claro, mas total, más contundente.

Veamos ejemplos: "No hago otra cosa que amarte". "No puedo estar sin ti". "Te echo tanto de menos que no lo resisto".

Son tres frases con un significado claro y con una fuerza evidente, al margen del tono con que se hayan dicho.

Digámoslas en positivo:

La primera quedaría: "Te amo continuamente" o bien "te amo todo el rato".

En todo caso, no solo ha perdido contundencia lo dicho, sino que ha quedado en entredicho porque... si ama, tendrá que ser todo el rato ¿no?

Mientras que: Cuando el mensaje en negativo llevaba implícita una obsesión permanente, casi enfermiza, insuperable.

Repasemos la segunda: "No puedo estar sin ti”.

Y pongámosla en positivo. Queda: "Quiero estar contigo-.

Muy bien, pero ¿a que también ha perdido energía, rotundidad expresividad?

En negativo es obvio que el estar con ella es una necesidad y es una necesidad de amor, hija de una pasión hasta carnal.

Sin embargo en positivo: "Quiero estar contigo", la expresión pierde tanta vida que más parece un cumplido, y es mas genera ambigüedad: ¿Para que quiere estar conmigo, para que le laves los calzoncillos?

La tercera: "Te echo tanto de menos que no lo resisto".

En esta frase todo es negativo y sin embargo es irreprochable. No hay ni un pero que ponerle. Es evidente que se le indica a ella: Muero por ti. Me estoy volviendo loco. Esto es morir de amor.

Cosas que no son afirmables si la frase, lo que son las cosas, aparece en afirmativo.

¿Cómo seria en positivo? Tal vez: "Es irresistible tu ausencia". O sea una cursilada de difícil impacto.

Tal vez tú desconfías de la demostración porque piensas que pudiera ser cierto lo dicho solo en la relación amorosa.

Veamos que en la relación política se mantienen los términos: lo que se expresa en negativo, con noes, es creíble, es rotundo, es nítido, está claro, es difícil, pero bello y. por tanto, no es imposible.

Mientras que lo que se dice en afirmativo resulta insípido. vaporoso, fane y descangallado, e incluso dudoso.

Ejemplos. Comparar un: "No a la guerra"; con el "si a la paz" (que introduce la ambigüedad de que "hacen falta ejércitos que garanticen la paz").
Compara también el "no a la mili" con el "si al Ejército profesional". ¿Te suena mejor?.

Compara: "Ni una persona sin trabajo", con "trabajo para todos".

O bien "no a las nucleares" con el "si a las energías alternativas", ejemplo donde el sí, la afirmación, suena incluso a traición, porque luego ¿irán juntas las energías alternativas con la nuclear?

Sigue comparando: "Nadie tocará las pensiones", con un "garantizaremos las pensiones". ¿Cual es más creíble?

Resumiendo: Hay que rescatar el NO, porque el NO es el sí de la vida, y cuantas más negaciones hay en una expresión mas explicita, limpia y aplastante es.

¿Que no lo ves aún claro?

Pues ahí te va la traca final; mas negaciones en una frase imposible:

 "Sin ti no hay nada. Y no me importa que no lo creas. No".

¿Hay algo que suene más positivo, siendo negativo?


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. Imperecedero. Años 90 del Siglo XX

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