IRA
CONTRA IRAK
El tal Sadam Husein
se la ha cargado.
Cuando le dio por “meterle mano” a Irñan, como el ayatola
Jomeini era un creyente-descreido (pocos humanos están tan borrachos de fe como
lo andaba el imán, salvo que, claro está, no creía en el Dios que Dios manda);
pues bien (esta manía de los paréntesis hace empezar la frase tres o cuatro
veces, ¡que lata!); pues bien, coma se decía, cuando el jefe irakí le declaró
la guerra al pueblo iraní se le dijo al personal que el malo era el atacado (no
el atacante) porque allí, en el antiguo reino del Sha de Persia, todos eran fundamentalistas
islámicos a los que bien les venia que alguien (quien fuera) les parase los
pies.
Entonces Irak era el
bueno e Irán era el malo, a pesar de que no fue este país el que atacó.
Como Sadam Husein
fue el “pirao” que tuvo la sangrienta idea de empezar una guerra de desgaste
contra el diablo, por aquí (entre los gobiernos y los Poderes fuertes del mundo)
se le tuvo en palmitas, ¡que chollo!
Le da la batalla al
imperio del mal y encima, gracias al petróleo, compraba armas a todo el que se
las vendiera (y se las vendieron todos), lo cual siempre es un negocio vinculado
a los grandes (¿Por qué no desaparecen los dos comercios de la muerte, las
armas v las drogas? Porque siempre hay alguien bien situado promoviendo su
expansión).
Ahora el señor iraquí
ha invadido Kuwait (coma si Francia ocupa Mónaco) y la que se ha liado.
Por supuesto que el
respeto a los Pueblos ha de ser absoluto; venga pues y con urgencia un bloqueo
social y económico a quien no solo invada, sino que simplemente ataque a otra
nación.
Pero... ¿ Por qué no
se armó otro cisco como el de ahora cuando Estados Unidos atropelló la isla de
Granada, y tampoco cuando, hace pocas fechas, se quedó con Panamá por un quítame
allá ese canal?
Si de acuerdo en que
todo el mundo condenó eso (pero menos), faltaría mas.
Incluso ahora también
“to-quisqui” expresa su mas enérgica repulsa; lo que ocurre es que antes, tras
las palabras, vino la calma (de espíritu) y a dormir que son dos días.
Y ahora, ;ni hablar!
No bastan las palabras y el bloqueo, y se está preparando la marimorena.
De tal forma que una
salvajada sin muertos puede acabar en un baño de sangre, inocente ¡como
siempre!
Y lo peor es que
atacaremos porque nos sentimos ricos amenazados (“es que es una zona clave por el petróleo”, “hay
que defender nuestros intereses”, “Ha de garantizarse la paz y el desarrollo de
Occidente”, frases no faltan ).
También mataremos
porque a Irak se le puede ganar y no es de los nuestros (a Estados Unidos sería
una locura hincarle los dientes y además es aliado, ¿o cómplice?).
Si al final hay guerra,
de Irak y de nuestra-sabia-parte, morirán gentes sencillas que nunca ganaran
una confrontación bélica, porque aunque su bandera desfile el día de la victoria,
ellos y sus familias estarán rotos por la sangre o por la duda de si perderán
el trabajo, pues su situación social y económica no depende de luchas entre
magnates.
Al pueblo siempre se
le ha dicho que había que ir a tal o cual guerra para que viera resueltos sus
problemas, pero los que lo dicen son los que nunca pierden, atentos si no a la clase pudiente de Irak (hay
que suponer que perderá ese país, que “pa eso somos la OTAN”), como quedará
luego, gobernando encargada de hacer olvidar la pesadilla?
Mas, ¿no es la pesadilla
la disposición que desde tan lejos tenemos para matar, solo buscando que no
suba el petróleo y baje nuestro nivel de vida.
¡Qué nivel de vida!
FRANCISCO
MOLINA. El Correo de Zamora. 15 de Agosto de 1990
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